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| 2006/11/13 05:12:21瀏覽102｜回應0｜推薦0 | |||
Agencias.- Aunque faltan mucho tiempo, es probable que el próximo presidente de Estados Unidos sea una mujer. Es decir, una presidenta. La primera en la historia del país más poderoso del mundo. Desde hace un buen tiempo, en Estados Unidos se habla con insistencia del rol político que cumplen las mujeres, lo que ha llevado, especialmente en el opositor Partido Demócrata, a analizar con fuerza una posible vía femenina para las elecciones del 2008, aun hoy lejanas en el horizonte norteamericano. Todas estas figuras, más otros que van surgiendo en la plataforma de la oposición estadounidense, no ha logrado aún alcanzar el brillo que actualmente poseen la ex primera dama, Hillary Rodham Clinton, reelegida por abrumadora mayoría como senadora por el Estado de Nueva York; y de Nancy Pelosi, que será, cuando se inaugure el nuevo periodo parlamentario, la presidenta de la Cámara de Representantes, tercera en la línea de sucesión presidencial. Este cuadro lo completa la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, una de las mujeres más admiradas y respetadas en Estados Unidos por su preparación académica y por el rol que cumple actualmente en el gobierno de Bush. Ninguna de las tres lo reconoce. De hecho, afirman lo contrario: no estar interesadas en correr por la Presidencia. Pero los rumores, las encuestas y los pronósticos dicen que todas tienen posibilidades y, unas más que otras, intenciones de despachar desde la Oficina Oval. Las dudas sobre la madurez del electorado estadounidense para elegir a una mujer como conductora de la nación han sido despejadas por ellas mismas. Apostadas hoy en el Congreso, en las gobernaciones, en las Fuerzas Armadas y en otras instituciones de poder, han demostrado sus dotes de liderazgo y enorme habilidad política. CARISMA DE HILLARY De la forma que sea, la senadora por el estado de Nueva York es hoy uno de los personajes más carismáticos del país. Y muchos coinciden en que la engañada esposa de Clinton es la única que tiene posibilidades reales de hacerse con la presidencia de Estados Unidos. "Una cosa es la probabilidad y otra, la realidad", comenta Bendixen, un analista político al reconocer que si bien Pelosi y Rice podrían aspirar a la Presidencia, sólo Hillary tiene posibilidades reales de lograrlo. Hillary tiene más a su favor. Con la experiencia de su esposo, ella sabe lo que es factible y lo que no lo es en una presidencia. Pero, sobre todo, sabe que el éxito requiere una percepción positiva frente a los electores, especialmente los de base, que son quienes determinan la victoria en los comicios. Ello explica su movimiento hacia el centro político, tratando de convencer a los estadounidenses de que ha cambiado, de que ha moderado su posición frente a los temas más sensibles de la nación y de que su liberalismo radical es historia. FIRMEZA DE PELOSI Nancy Patricia Pelosi pareciera estar en desventaja frente a Rice y a Clinton en una eventual disputa por la presidencia. Su relativamente nuevo protagonismo en el ámbito nacional, sumado al también excesivo pasado liberal, no son su mejor carta de presentación para ser elegida en el cargo más importante del país. Pelosi tendría que reinventarse como una 'centrista', en especial en un tema como la seguridad nacional, donde se ha mostrado como una de las más acérrimas críticas del presidente Bush y la actual administración. Sin embargo, hay quienes vaticinan que convertida en presidenta de la Cámara de Representantes -cuando asuma en enero próximo- esta mujer de 66 años nacida en el seno de una familia adinerada y poderosa dedicada al servicio público, será aún más agresiva en sus tácticas políticas. Pelosi luce como esa clase de abuela moderna y superpoderosa, que gusta de las perlas y la discusión política por igual. Con sus trajes de diseño, su peinado impecable y su dicción de directora de escuela, Nancy Pelosi tiene 66 años y se va a dar muy pronto un gusto simbólico para su género: va a ser la primera mujer presidenta de la cámara de Representantes de EE.UU.. Esto es, que además de ser la voz de los legisladores, será la segunda en la línea de sucesión presidencial, detrás del discutido vicepresidente Dick Cheney. En pocas palabras, será la mujer con más poder en el país más poderoso del mundo. Nancy Patricia D'Alessandro Pelosi nació en Maryland, en el seno de una familia de origen italiano. Su padre fue alcalde de Baltimore, además de un conocido político demócrata. Nancy se casó joven con Paul Pelosi, hábil para los negocios y hoy un millonario dueño de viñedos. Luego de vivir en Nueva York un tiempo, el matrimonio Pelosi se mudó a San Francisco, California, y allí empezó la mujer que gusta de usar tono lacre perlado en los labios su tarea de recaudadora de fondos para su partido. Al parecer, Nancy es una gran vendedora de candidatos, allí donde va. Es madre de cinco hijos y tiene cinco nietos, a los que les regala chocolates Ghirardelli que también se compra para ella, cuando sucumbe a una de sus mayores debilidades. Otra es el helado. Mirar MTV después de la medianoche, es otra de ellas, según la revista Time. Acusada de radical por el ala moderada del partido ("No me considero una moderada", se enorgullece) y de desbordada liberal por los convervadores más severos ("Debo ser efectiva, si no no me atacarían así"), Pelosi viene trabajando duro para quedarse con el rol de líder del Congreso y las víctimas políticas de esa labor miran con resentimiento su ascenso. Durante el 2005 consiguió anudar a la tropa legislativa de su partido en una performance histórica, ya que votaron la línea indicada por las autoridades el 88% de las veces. Será dura con los suyos, aseguran que sabe putear, pero lo que nadie puede negar es su consistencia ideológica y para eso sólo basta con recorrer el modo en que votó en los últimos años, y antes también. Pelosi llegó al Congreso en 1987 como representante por California y votó en contra de la primera Guerra del Golfo, así como volvió a hacerlo en contra de la invasión a Irak de 2003. Aunque dio su voto para el Acta Patriótica, la ley que autoriza a espiar e intervenir en la vida privada de los ciudadanos lanzada después del 11-S, hoy se opone a lo que considera un ataque a los derechos y las libertades civiles. SOLVENCIA DE RICE Credenciales le sobran a Condoleezza Rice, que empuña el poder con igual facilidad que el pintalabios. Como política se ha ganado el respeto de amigos y enemigos, y como profesional es la envidia de muchos. Vieja conocida de la dinastía Bush y su partido -trabajó con el padre de George W.- 'Condi', como también la llaman, hizo evocar a la Dama de Hierro Margaret Tatcher, ex primer ministra de Gran Bretaña en los 80's, por su posición conservadora y su férrea determinación en materia de seguridad nacional donde fue máxima consejera. Ella insiste en que no quiere ir a la Casa Blanca. Pero muchos republicanos no descartan que sea ella la candidata más indicada para pelear la Presidencia con otra de su género en el bando demócrata. Los honores de 'Condi' no parecen, sin embargo, ser argumentos suficientes para alcanzar el trono presidencial. "El electorado estadounidense no está preparado para escoger a una mujer de raza negra a la Presidencia", dice el analista político Sergio Bendixen. "Por supuesto es destacable su trabajo en el plano político, pero en este caso además del 'handicap' de ser mujer, el hecho de ser afroamericana es un salto demasiado largo que no daría el electorado de este país". Paul Crespo, profesor de política de la Universidad de Miami, matiza el comentario argumentando que el hecho de que Condoleezza sea de raza negra no importa tanto como el que los afroamericanos están afiliados tradicionalmente al partido demócrata. "Quedó demostrado en estas legislativas: cerca del 80% de ellos votaron por esos candidatos". Aún así, Crespo le apuesta a la secretaria de Estado: "Si hay una mujer que puede ser presidente es Condoleezza, por sus méritos y destreza; a Hillary le ha ayudado el hecho de ser la esposa del ex presidente Bill Clinton; ella salió de la Casa Blanca al Senado", agrega. |
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